
Honduras es un país centroamericano con 18 departamentos y 298 municipios, con costa en Caribe y Pacífico. Predomina la topografía montañosa y una alta diversidad de ecosistemas. Esta sección resume los rasgos territoriales, climáticos, ambientales y socioeconómicos que enmarcan la acción climática nacional.
ORGANIZACIÓN POLÍTICO - ADMINISTRATIVAEl territorio se organiza en 18 departamentos y 298 municipios (Distrito Central = Tegucigalpa y Comayagüela). Gobierno democrático con poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Honduras cuenta con una población mayoritariamente joven y en rápida urbanización, concentrada en los ejes del Valle de Sula y el Distrito Central con expansión de periferias. La movilidad interna y la emigración moldean el tejido social, mientras que las remesas dinamizan consumo y vivienda. Conviven pueblos indígenas y afrodescendientes en territorios con alta riqueza natural, pero también con asentamientos en zonas de riesgo y brechas de acceso a servicios. Este contexto exige ordenamiento territorial, gestión sostenible del agua y los bosques, y medidas de adaptación climática focalizadas.
La economía hondureña es abierta y poco diversificada el motor externo combina maquila y agro (café, banano y palma), con una canasta exportadora de bajo valor agregado y déficit comercial persistente. El crecimiento se sostiene en remesas cercanas a un cuarto del PIB, mientras la IED ronda apenas el 3%, lo que evidencia espacio para políticas de atracción de inversiones y encadenamientos productivos. Retos clave: productividad (agro e industria), formalización del empleo, y seguridad energética con mayor aprovechamiento de renovables; oportunidades inmediatas están en subir valor agregado, diversificar exportaciones y fortalecer servicios logísticos y financieros que soportan al sector externo.
Clima tropical con fuertes gradientes locales por la orografía y los alisios: eso crea microclimas y marca diferencias atlántico–interior–Pacífico. La variabilidad está dominada por frentes fríos, ondas del este y, sobre todo, ENSO: El Niño tiende a sequías y La Niña a lluvias intensas, modificando estaciones, canícula y extremos. Honduras forma parte del Corredor Seco, con impactos recurrentes en producción de alimentos y seguridad hídrica; al mismo tiempo, la exposición a huracanes del Caribe eleva el riesgo de inundaciones y deslizamientos. En conjunto, el perfil climático exige gestión del agua por cuencas, alerta temprana y medidas de adaptación diferenciadas por región.